Lo quería mucho.
Fue por eso que cuando cortaron seguía reviviendo su ultimo encuentro todos los días.
Cada beso, cada palabra dicha, cada roce, cada aroma, todas las sensaciones que pasaron por su cuerpo la ultima vez que compartieron.
Todo estaba arruinado y sin siquiera darse cuenta ya no tenían un futuro.
No paso un día en el que no lo pensara.
Lo veía en todos lados, todo le recordaba a él.
Lo espiaba, lo perseguía, seguía esperando que volviera,
pero no lo haría, ni lo hizo, ni lo hará.
Ya no sabía como detener sus propios instintos.
Solo el tiempo la ayudaría y cerraría las heridas.
Y así fue, el tiempo pasó, y pronto olvidó o quizás simplemente tapó.
Fue cuando apareció que todo mejoró.
Siempre lo había soñado, lo había anhelado.
Ahora era suyo, o al menos eso parecía.
Era todo tan de repente y tan deseado que no creía.
Los primeros días no lo creyó, pero luego se preguntó...
¿Por qué no?
Se buscaban, se extrañaban, se deseaban, física y... físicamente.
Pero no le importaba, lo quería y lo quería AHORA.
Y lo tuvo, lo sostuvo, lo acarició, lo besó, lo tocó, lo contuvo.
Se tuvieron, sostuvieron, acariciaron, besaron, tocaron, se contuvieron.
Y cuando menos lo esperó ya había pasado.
Todos los nervios previos sudados en vano.
Satisfecha e insatisfecha lo extraño.
Lo quería mucho.
Fue por eso que cuando cortaron seguía reviviendo su ultimo encuentro todos los días.
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